Read & Study the Bible Online - Bible Portal
Power of Integrity

Power of Integrity

by John MacArthur
We live in a society that has largely abandoned moral standards and Christian principles. Unkept campaign promises, false advertising, exaggerated tax exemptions, employee theft--compromise has become a way of life. Such moral concession has even invaded the church. Faced with an opportunity to proclaim Christ to unbelievers, we feel intimidated and keep silent. Or we water down God's Word on ethical issues at work or in our community to avoid rejection. Too often we prefer hypocrisy to integrity.

But God longs for His people to be different--to maintain a commitment to His standards, no matter what the cost. Is consistent obedience to God--integrity--attainable in this world of sin and self? By the grace and power of God, yes!

One of the nation's most respected pastors points the way to persevering character in Christ. Drawing from scriptural examples of godly men who modeled integrity during severe testing, MacArthur makes a compelling case for the impact a man or woman of integrity can have in our world.

A helpful study guide for individuals or groups is included.
Paperback, 192 pages

Published April 28th 1997 by Crossway Books

Book Quotes
ivinlos en un mundo de concesiones, en una sociedad que ha abandonado los parámetros morales y los principios cristianos a cambio de la conveniencia o del pragmatismo. La filosofía subyacente consiste en alcanzar nuestros objetivos sin importar los medios que sean necesarios para ello. Esta perspectiva egocéntrica debería tener como lema: «Si le sirve, hágalo». Esta noción lleva inevitablemente a comprometer la conciencia y las convicciones. Como las concesiones son tan prevalentes en nuestra sociedad, se podría decir que ya no poseemos una conciencia nacional; el sentimiento de culpa y el remordimiento no son factores que determinen la conducta. Los políticos. que deberían defender los altos ideales de nuestro país, nos están conduciendo en cambio hacia las concesiones. Ellos promueven sus elevados estándares e ideales antes de las elecciones, pero luego los comprometen cuando obtienen su puesto. Lo mismo sucede en el mundo de los negocios, desde los ejecutivos de corporaciones hasta los vendedores; en los tribunales, desde los jueces hasta los abogados; en los deportes, desde los dueños de los equipos hasta los atletas; y en todas las demás áreas de la vida. Como resultado, la gente aprende a mentir, a engañar, a robar y a esconder la verdad. En resumen, a hacer lo que sea necesario para obtener lo que quieren. De esa manera, el acomodo se convierte en un estilo de vida. Desgraciadamente, la filosofía y la práctica del compromiso ha invadido hasta la iglesia. Como la tolerancia es la ideología operante de nuestra sociedad, la iglesia adopta una perspectiva similar para alcanzar a los perdidos. Muchas iglesias buscan ahora modos de presentar el evangelio a la gente sin que se sientan ofendidos. Pero la misma naturaleza del evangelio es ofensiva, porque confronta a los pecadores con su pecado. Ignorando eso, muchas iglesias comprometen voluntariamente la Palabra de Dios en vez de mantenerse firmes en el evangelio, ofreciendo así al mundo una versión suavizada incapaz de efectuar cambio alguno. A nivel personal, el espíritu de compromiso se aprecia aún más en nuestras relaciones sociales. Es posible que usted haya tenido oportunidades de proclamar a Cristo a los no creyentes, pero se ha quedado callado por sentirse intimidado o por falta de confianza. Quizás haya claudicado en la Palabra de Dios respecto a algún asunto ético en su trabajo o en su vecindario, y se haya convencido a sí mismo de que tal concesión era necesaria para mantener su confianza como empleado o vecino. Sin embargo, su testimonio cristiano es proclamado a través de su total devoción a la Palabra de Dios como la autoridad suprema, sean cuales sean las consecuencias. Dios atrae a los elegidos a su reino por medio de cristianos que demuestran ser diferentes del resto del mundo, que revelan su verdadera fidelidad por su devoción y obediencia a las normas de Dios.
El apóstol Pablo sabía bien que el corazón de la vida cristiana es establecer un conocimiento íntimo de Cristo. Por eso afirmó: «Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor» (Fil. 3:8). Ésa era su pasión y su «meta» (v. 14). ¿Qué eran «todas las cosas» que consideraba como pérdida? Eran las credenciales máximas de la religión que consideraba las obras como modo de salvación, a la que Pablo sirvió antes de conocer a Cristo. El había sido «circundado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos: en cuanto a la ley, fariseo: en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia: en cuanto a ]ajusticia que es en la ley, irreprensible» (vv. 5, 6). De acuerdo a la sabiduría religiosa convencional de su tiempo, Pablo seguía los rituales correctos, era miembro de la raza y tribu correctas, se sujetaba a las tradiciones correctas, servía a la religión correcta con la debida y correcta medida de intensidad, y obedecía la correcta ley con santurrón celo. Pero un día, cuando viajaba en persecución de más cristianos, Pablo se encontró con Jesucristo (Hechos 9). Pablo vio a Cristo en toda su gloria y majestad y se dio cuenta de que todo lo que consideraba de valor no valía nada. Por eso declara: «Pero cuantas cosas era para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo... y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (vv. 7, 8). En la mente de Pablo, sus ventajas se habían convertido en desventajas, hasta tal punto de que las consideraba basura. ¿Por qué'? Porque no eran capaces de producir lo que él creía que podían: no podían producir virtud, poder, ni perseverancia. Y tampoco podían conducirlo a la vida eterna o a la gloria. Por eso, Pablo entregó todo su tesoro religioso a cambio del tesoro de conocer a Cristo profunda e íntimamente. Ésa es la esencia de la salvación: el cambio de algo que no tiene valor, por algo valioso. Jesús ilustró el cambio de este modo: «El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró» (Mt. 13:44-46). Esos dos hombres hallaron algo de mucho más valor que cualquier cosa que poseían. Para ellos, la decisión fue fácil: vender todo lo que creían que tenía valor a cambio de lo que era en verdad valioso.

Group of Brands