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C.S. Lewis
Si se sigue adelante, la desaparición de la primera emoción será compensada por un interés más sosegado y duradero. Lo que es más (y apenas encuentro palabras para deciros lo importante que considero esto); es justamente la gente que está dispuesta a someterse a la pérdida de esa primera intensa emoción y amoldarse al interés más sobrio la que tiene más probabilidad de encontrar nuevas emociones en otras direcciones diferentes. El hombre que ha aprendido a volar y se convierte en un buen piloto descubrirá de pronto la música; el hombre que se ha establecido en ese lugar encantador descubrirá la jardinería. Esto es, en mi opinión, una pequeña parte de aquello a lo que Cristo se refería cuando dijo que una cosa no vivirá verdaderamente a menos que muera primero. Es sencillamente inútil intentar conservar las emociones fuertes: eso es lo peor que se puede hacer. Dejad que esas sensaciones desaparezcan —dejad que mueran—, seguid adelante a través de ese período de muerte hacia el interés más sosegado y la felicidad que lo suceden, y descubriréis que estáis viviendo en un mundo que os proporciona nuevas emociones todo el tiempo.
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C.S. Lewis
Dicen que los cobardes mueren muchas veces: eso les pasa a los seres amados.
topics: amor , muerte  
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C.S. Lewis
Por eso precisamente se les dice a los cristianos que no juzguen. Sólo vemos los resultados que las elecciones de un hombre extraen de su material en bruto. Pero Dios no juzga en absoluto a ese hombre por su material en bruto, sino por lo que ha hecho con él. La mayor parte de la estructura psicológica de un hombre se debe probablemente a su cuerpo: cuando su cuerpo muera todo eso se desprenderá de él, y el hombre central auténtico, aquello que eligió, el mejor o el peor partido que sacó de ese material, se quedará desnudo. Toda clase de cosas buenas que creíamos eran nuestras, pero que en realidad se debían a una buena digestión, se desprenderán de nosotros, y toda clase de cosas malas que se debían a los complejos o a la mala salud de los demás se desprenderán de ellos. Y entonces, por primerísima vez, veremos a todos tal como son.
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C.S. Lewis
Gran parte de una desgracia cualquiera consiste, por así decirlo, en la sombra de la desgracia, en la reflexión sobre ella. Es decir en el hecho de que no se limite uno a sufrir, sino que se vea obligado a seguir considerando el hecho de que sufre. Yo cada uno de mis días interminables no solamente lo vivo en pena, sino pensando en lo que es vivir en pena un día detrás de otro.
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Thomas Carlyle
en conciencia, es más fácil el morir que el soportar con valor y firmeza una vida llena de amarguras y padecimientos.
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Augustine
Era yo pues bien miserable; que por fuerza lo es el alma que vive presa en la amistad de las cosas mortales y se desgarra cuando las pierde. Lloraba con inmensa amargura, pero en la amargura misma encontraba descanso. Y tan miserable era, que más aún que a mi dilecto amigo muerto amaba yo mi propia mísera vida; pues aunque hubiera querido cambiar la condición de mi vida, no quería perderla como lo perdí a él. Ni siquiera sé si de veras estaba dispuesto a perderla por él.
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C.S. Lewis
El hecho de haber alcanzado un grado menor de malentendido sobre lo que debe ser la inteligencia pura, no ha de hacerme llevarlo demasiado lejos. También cuenta, valga lo que valga, la resurrección de la carne. No somos capaces de entender. Puede que lo que menos entendamos sea lo mejor. ¿No se ha debatido ya, en tiempos, si la visión final de Dios era más un acto de inteligencia que de amor? Ésta es probablemente otra de esas preguntas disparatadas. ¡Qué cruel sería convocar a los muertos caso de que pudiéramos hacerlo!
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Augustine
Pecaba yo, por cuanto buscaba la verdad, la deleitación y la sublimidad no en Él, sino en mí mismo y en las demás criaturas; y por esto me precipitaba en el dolor, la confusión y el error. Porque tú siempre estabas a mi lado, ensañándote misericordiosamente conmigo y amargabas mis ilegítimas alegrías para que así aprendiera a buscar goces que no te ofendan. ¿Y dónde podía yo conseguir esto sino en ti, Señor, que finges poner dolor en tus preceptos, nos hieres para sanarnos y nos matas para que no nos muramos lejos de ti?
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C.S. Lewis
Toda la realidad es iconoclasta. La Amada terrenal, incluso en vida, triunfa incesantemente sobre la mera idea que se tiene de ella. Y quiere uno que así sea. Se la quiere con todas sus barreras, todos sus defectos y toda su imprevisibilidad. Es decir, es su directa e independiente realidad. Y esto, no una imagen o un recuerdo, es lo que debemos seguir amando, después de que ha muerto. Pero «esto» resulta ahora inimaginable. En este sentido H. y todos los muertos son como Dios. En este sentido, amarla a ella se ha convertido, dentro de ciertos límites, como amarle a Él. En los dos casos tengo que hacer que el amor abra sus brazos y sus manos a la realidad (sus ojos aquí no cuentan), a través y por encima de toda la cambiante fantasmagoría de mis pensamientos, pasiones e imaginaciones. No debo conformarme con la fantasmagoría misma y adorarla en lugar de Él o amarla en lugar de ella.
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Augustine
Si te agradan las almas ámalas en Dios; porque ellas también son inestables, pero en Dios se estabilizan y sin Él pasan y perecen. Han de ser, pues, amadas en Dios. Donde Él está, la verdad adquiere sabor; Él está muy adentro del corazón, pero el corazón se aparta de Él. Cristo, nuestra vida, bajó acá para llevarse nuestra muerte y matarla con la abundancia de su vida; con tonante voz nos llamó para que volviéramos a Él. Y luego desapareció de nuestra vista para que lo busquemos en nuestro corazón y allí lo encontremos. Se fue, pero aquí está. No se quiso quedar largo tiempo con nosotros, pero no nos dejó. Se fue hacia el lugar en que siempre estuvo y que nunca abandonó; porque Él hizo el mundo y estuvo en el mundo, adonde vino para salvar a los pecadores.
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C.S. Lewis
Se cree a veces que los muertos nos están mirando. Y pensamos, con razón o sin ella, que, si nos miran, lo harán con mucha mayor claridad que antes. ¿Se dará cuenta ahora H. de cuánto espumarajo y oropel había en lo que tanto ella como yo llamábamos «mi amor»? Así sea. Mírame sin piedad, querida. Ni aunque pudiera hacerlo me escondería. No solíamos idealizarnos uno a otro. No teníamos secretos uno para el otro. Conocías de sobra mis rincones más putrefactos. Si ahora descubres algo aún peor, soy capaz de soportarlo. Y tú también. Rebate, explícate, búrlate de mí, perdóname. Porque este es uno de los milagros del amor; que consigue dar a la pareja –pero quizá más aún a la mujer– el poder de penetrar en sus propios engaños, y a pesar de todo no vivir desengañada.
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C.S. Lewis
Ahora necesitamos la ayuda de Dios para hacer algo que Dios, en Su propia naturaleza, no haría jamás… rendirnos, sufrir, someternos, morir. De modo que el único camino para el que ahora necesitamos más que nunca la ayuda de Dios es un camino que Dios, en Su propia naturaleza, jamás ha recorrido. Dios sólo puede compartir lo que Él tiene, y esto, en Su propia naturaleza, no lo tiene. Pero supongamos que Dios se hace hombre… supongamos que nuestra naturaleza humana que puede sufrir y morir sé amalgamase con la naturaleza de Dios en una persona. Esa persona, entonces, podría ayudarnos. No podemos compartir la muerte de Dios a menos que Dios muera, y Él no puede morir a menos que se haga hombre. Es en este sentido en el que Él paga nuestras deudas, y sufre por nosotros lo que, como Dios, no es necesario que sufra.
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C.S. Lewis
Si de repente «sufrir en vez de ella» se convirtiera en una posibilidad real, entonces por primera vez nos daríamos cuenta de la importancia de su significado. ¿Se nos ha permitido esto alguna vez? Se le permitió a una Persona (Jesucristo), según nos han contado, y me doy cuenta de que ahora puedo volver a creer que Él hizo en nombre de otro todo lo que es posible hacer en ese sentido. Y Él contesta a nuestro balbuceo: «No puedes y no te atreves. Yo pude y me atrevi.»
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C.S. Lewis
Una sociedad, una comunión, basada en la pura inteligencia no tendría por qué ser fría, desolada e inhóspita. Claro que tampoco resultaría ser eso a lo que la gente se refiere cuando usa palabras como espiritual, místico o sagrado. Si yo pudiera tener un atisbo de ello sería como…; bueno, casi me da miedo echar mano de los adjetivos que puedo utilizar. ¿Enérgico? ¿Entusiasta? ¿Atinado? ¿Alerta? ¿Intenso? ¿Despierto? No sé, por encima de todo, sólido. Totalmente de fiar. Firme. Los muertos no se andan con tonterías. Cuando digo «intelecto», incluyo la voluntad. La atención es un acto de voluntad. La inteligencia en acción es voluntad por excelencia.
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